Historia Mínima del Perú

La historia del Perú es peculiar respecto a la del resto de los países de América Latina. En 1532 una civilización formada a lo largo de miles de años en el complicado escenario geográfico de los Andes de América del Sur fue conquistada por guerreros españoles que, en alianza con su monarca, insertaron al derrotado reino de los incas dentro del inmenso imperio dirigido por los Habsburgo. La conversión de los indios andinos en súbditos católicos de la monarquía española y la transformación del antiguo reino indígena en un virreinato controlable desde la península ibérica, con una economía capaz de sostener sus gastos de administración y defensa —y aun de remitir excedentes a la metrópolis—, fue una empresa colosal y temeraria que caló hondamente en las costumbres, leyes y psicología de la población del virreinato peruano. El tejido social de dicho virreinato fue tan complejo y dependiente del poder imperial de Madrid, que la independencia peruana fue la última en imponerse en Sudamérica, con muchas dudas y hasta resistencias de la élite limeña y otros grupos sociales. Las primeras décadas de vida independiente parecieron dar la razón a esos aristócratas decadentes, porque la inestabilidad política y el descalabro económico que siguieron a la ruptura con España encontraron poca compensación en los campos de lo social o la cultura, pero desde las postrimerías del siglo XIX las instituciones republicanas parecieron dar con una clave que las hizo viables a cambio de traicionar algunos de sus fundamentos, como los de la igualdad y la democracia. Desde entonces el contrapunto entre un orden oligárquico que garantizaba la seguridad y el progreso, pero perjudicaba la igualdad y socavaba un orden más incluyente, y las demandas por mejorar estos aspectos —al precio de complicar la seguridad y el avance económico—, ha marcado el sendero de la mayor de las naciones andinas.