Restructuring Public Policy for Large Numbers of Elders Living with Disabilities

With nearly twice as many elderly Americans living with disabilities expected within a dozen years, public policy must update and revise the social arrangements that support caregiving, disability, and old age. Needs that already often go unmet will mount, growing from quietly suffered indignities to broadly felt breakdowns. Inequities faced by young and old will compound this shared strain. Creating long‐term care financing arrangements, accessible housing stock, and resilient macroeconomics for an aging population will require long lead times and therefore prompt convergence and enactment of policies and programs to address these needs. For example, while academic and independent policy institutions have recommended public catastrophic long‐term care social insurance and private insurance market reforms, delay in enacting these modest policies keep the US on a default course to underfunded but cripplingly expensive safety net obligations, any gaps in which will impoverish elders and their families. The US has not even developed a serious dialogue on disability adapted and affordable housing or on the macroeconomics facts that demand investment in highly productive young adults. Equity, efficiency, and capacity of social services, caregiving, and medical care also require redesign over the next few years. Community arrangements shape much of the experience of declining health in old age. The US urgently needs to enable a number of communities (counties, cities, and rural regions) to move ahead aggressively to redefine excellence and affordability in eldercare, making exemplars that the rest of the nation could emulate. Some critical issues do not yet have the language for public discourse, being treated as taboo subjects. We outline four of these and call for data and reflection. We all deserve to come to old age confident that we have the needed supports, so that we can enjoy the last of life with comfort and meaningfulness, without impoverishing the next generations. Con casi el doble de estadounidenses de edad avanzada que viven con discapacidades dentro de una docena de años, las políticas públicas deben actualizar y revisar los arreglos sociales que apoyan el cuidado, la discapacidad y la vejez. Las necesidades que ya a menudo quedan insatisfechas aumentarán, pasando de indignidades sufridas en silencio a crisis generalizadas. Las desigualdades que enfrentan los jóvenes y los mayores agravarán esta tensión compartida. La creación de acuerdos de financiación de la atención a largo plazo, el inventario de viviendas accesibles y la macroeconomía resistente para una población que envejece requerirá largos plazos de entrega y, por lo tanto, una pronta convergencia y promulgación de políticas y programas para abordar estas necesidades. Por ejemplo, si bien las instituciones de política académicas e independientes han recomendado reformas catastróficas públicas del seguro social y del mercado de seguros privados a largo plazo, la demora en la promulgación de estas políticas modestas mantiene a los EE. UU. En un curso predeterminado con obligaciones de red de seguridad insuficientemente costosas pero agobiantes, cualquier brecha en lo que empobrecerá a los ancianos y sus familias. Estados Unidos ni siquiera ha desarrollado un diálogo serio sobre viviendas adaptadas para discapacitados y asequibles o sobre los hechos macroeconómicos que exigen inversiones en adultos jóvenes altamente productivos. La equidad, la eficiencia y la capacidad de los servicios sociales, el cuidado y la atención médica también requieren un nuevo diseño en los próximos años. Los acuerdos comunitarios configuran gran parte de la experiencia de deterioro de la salud en la vejez. Estados Unidos necesita con urgencia permitir que varias comunidades (condados, ciudades y regiones rurales) avancen agresivamente para redefinir la excelencia y la asequibilidad en el cuidado de los ancianos, convirtiéndose en ejemplos que el resto de la nación podría emular. Algunos temas críticos aún no tienen el lenguaje para el discurso público, siendo tratados como temas tabú. Esbozamos cuatro de estos y solicitamos datos y reflexión. Todos merecemos llegar a la vejez confiando en contar con los apoyos necesarios, para que podamos disfrutar lo último de la vida con comodidad y sentido, sin empobrecer a las próximas generaciones. 鉴于未来十二年里年老的残疾美国人数量将是现在的两倍，公共政策必须更新且修订那些支持看护、残疾、和老龄的社会安排。那些经常未被满足的需求将会上涨，从不出声地忍受侮辱发展为大范围的崩溃。年青人与老年人面对的不平等将加重这样的压力。 为老龄化人口打造长期护理资助安排、可获取的住房存量、以及有韧性的宏观经济将需要长时间的准备阶段并因此推动政策及相关项目的融合与采纳，以应对这些需求。例如，尽管学术机构与独立政策机构已经建议对糟糕的公共长期护理社会保险和私人保险市场进行改革，但在通过这些适当政策时的拖延一直让美国处于一种默认资金不足但极为昂贵的安全网义务的过程，这种义务出现任何形式的不履行都将让中老年人及其家庭一贫如洗。就针对残疾人士的可负担住房或针对要求对高生产力的年青成人进行投资的宏观经济事实，美国甚至还未提出相关严肃对话。 公平、效率、以及社会服务、看护及医疗方面的能力也需要在未来几年里进行重新设计。社区安排对老龄人口健康情况下降的经历具有相当的影响力。美国急需让一些社区（县、城市和农村地区）快速取得进步性发展，以重新定义老年护理方面的卓越性和可负担性，为全国其他地区创造能够效仿的模范。 一些关键问题目前还不能在公共话语中出现，被视为禁忌主题。我们列出了四个禁忌主题并呼吁取得相关数据及反思。 我们都值得在老年时对我们所需的支持感到自信，进而能以舒适和有意义的方式享受生命的最后时光，同时不让后代贫穷。