Mercados y precios en la ganadería nacional (2a parte)

A los empresarios diseminados a través del proceso productivo les cabe determinar cómo atender a la demanda. Las señales de la demanda se trasmiten primero a los eslabones más cercanos, demorando más en alcanzar a los ubicados hacia el inicio de la cadena. Retomando el concepto de cliente y consumidor, la tendencia natural es que las señales no adquieran el mismo significado ni se traduzcan en las mismas exigencias para los distintos actores que operan en el mercado. Sin embargo, en el mundo globalizado de hoy, el productor de terneros debe tener claro de quien depende su negocio en última instancia. Un aspecto crucial en todo proceso de producción es el transcurso del tiempo. Existen procesos más simples o complejos, desde el punto de vista tecnológico. Todos involucran un cierto lapso, que puede ser de tan solo unos minutos u horas hasta de varios años. El avance tecnológico puede, en muchos casos, reducir el tiempo total de producción de un bien o un servicio, pero los procesos biológicos imponen lapsos vitales mínimos que no pueden acortarse por debajo de ciertos límites. Sumado a los tiempos, el tipo y número de agentes y eslabones intermedios, así como los canales que debe transitar el producto, en sus diferentes fases de elaboración hasta el consumidor final, afectan la transmisión de esas señales. La consecuencia más importante de todo esto, obvia pero olvidada con facilidad, es que los emprendedores a cargo de las diferentes etapas productivas deben “utilizar la información de ayer para tomar decisiones hoy cuyos resultados solo serán evidentes mañana”. Esto pone de manifiesto la existencia de ese actor fundamental, sin cuyo concurso ninguna actividad productiva puede desarrollarse exitosamente. Esta figura central es el emprendedor.